martes, 26 de febrero de 2013

Dos Abuelos Martin, Dos Historias y un Libro

Estre libro contiene dos narraciones del autor "Bernardo Atxaga" a continuación presento una evidencia de lo mas relevante de este libro para mi y mi compañero Jorge Villalva.


Los invito a leer esta narración para comprender en plenitud las imagenes
 mostradas anteriormente. 
                                                                                                      "La pule"



Polytron con Nueva Invención "Celular Transparente"


La empresa taiwanesa Polytron ha lanzado un prototipo de este nuevo teléfono inteligente, que será toda una revolución en el mundo tecnológico
Es un prototipo de un celular inteligente de aspecto futurista cuyo vidrio se opaca cuando está apagado y cambia al momento de usarlo. Está en sus primeras etapas de desarrollo. El diseño no es completamente transparente, porque las baterías y la tarjeta SIM siguen siendo visibles, tiene una doble pantalla táctil.
Todavía se trata de un hadware al que aún no se le proveyó aún de ningún sistema operativo. Pero según Polytron hay varios interesados. “Todos los fabricantes de teléfonos móviles están buscando trabajar con nosotros. La tecnología está madura”, dijo Sam Yu, gerente general de la empresa”     

Sintesis Escrito "ACTA"


Esta imagen evidencia mi lectura y es un resumen del texto “Acta” escrito por el docente Andrés Torres Guerrero.
Este escrito es un acta de una reunión social que se lleva a cabo gracias a la reunión de varios amigos o “llaves” en la cual hay juego de roles, trago, comida, música, literatura, homenajes y varios diálogos de gran relevancia. Los componentes de la fiesta mencionados anteriormente no se casan con una corriente o estilo, por el contrario hay gran diversidad entre ellos por ello para mí esto es un Coctel.   
“La Pule”    

El Arte Que Forja Seres Humanos




Un día “Sofía miro el buzón […] Lo único que encontró fue una notita. […] En la notita decía: ¿Quién eres?  […]  En realidad no lo sabía. Era Sofía Amundsen, naturalmente, pero ¿quién era eso?”*, Esa notita desato en Sofía (siendo tan solo una niña) una serie de  reflexiones y cuestionamientos sobre su propia existencia, cotidianidad y el mundo que la rodeaba. Cambiando su vida por completo.

La situación expuesta anteriormente  evidencia la esencia de la filosofía, basada en ella considero a la filosofía como la oportunidad de conocer, aprender  y crecer al alcanzar diferentes niveles de conciencia, por ello la defino como arte de pensar, que nos permite evolucionar como seres humanos pertenecientes a un todo. Las preguntas más frecuentes y temas inmersos en postulados filosóficos antiguos, actuales y cotidianos (inclusive afrontados  por la misma Sofía) son; ¿Cuál es el sentido de la vida?, ¿Quién soy?, ¿Para que nací?, ¿Cuál es el sentido  de una enfermedad?,  ¿Qué es la muerte? , ¿Quién soy?, ¿De dónde viene el mundo? ¿Para qué se creó el mundo?, ¿Qué es el ser humano? 
Resulta relevante tener en claro que más que un resultado o la respuesta  específica, el disfrute de la filosofía es el proceso, no siempre se conseguirá un resultado concreto y totalmente verdadero, las respuestas se pueden transformar en otras preguntas u otros postulados, ya que la vida no es estática ni totalmente objetiva, por el contrario es cambiante, subjetiva, está en continuo movimiento. “No hay verdades absolutas si no ignorantes que creen tenerlas”.

Pero  ¿Qué es un filósofo? Un filósofo es todo aquel que tiene la capacidad de cuestionar y reflexionar sobre sí mismo y sobre el mundo que lo rodea. Esta ciencia tiene tal impacto que en la actualidad hay bastantes individuos que desean profundizar en esta rama del conocimiento a tal punto que eligen como plan de  vida y carrera profesional a la filosofía. Pero es indispensable tener en cuenta que la filosofía tiene tal poder que trasciende las paredes de un aula y el calificativo o profesión que otorga un cartón. La filosofía es una práctica al alcance de todos.            
Esta oportunidad  no es discriminativa, su objetivo es la humanización, lo único que no tolera es a la  ignorancia. No importa la edad, el color, la raza, el estrato socio económico, ni la religión, consiste en darle espacio a saciar la curiosidad inmersa que poseemos y forma parte de nuestra naturaleza. Solo tiene un precio que se alberga en el libre albedrío del hombre, es la decisión y disposición para propiciar  momentos de soledad y quietud, que es cuando se puede reflexionar, cuestionar y/o analizar, en pocas palabras filosofar.  
En el quehacer y en las rutinas diarias enfocadas al trabajo, la educación, las finanzas, entre otros. Están viciadas de inmediatez y enfocadas al resultado cuantitativo,  “el tiempo es oro”, por ello se ha descuidado la formación de seres humanos, seres caracterizados por: el asombro frente al milagro de la creación, el agradecimiento por la bendición de vivir (inherente a las circunstancias), la alegría que proporciona el entender que todo nos obra para bien, etc.

El enfoque capitalista ha  tomado su poderío y el hombre es un elemento más de producción operaria, pero es importante equilibrar esta situación y tomarnos el tiempo de pensar antes de actuar, de conocernos, de enamorarnos de nosotros mismos para poder amar a los demás, inclusive para ser realmente productivos a nivel integral, porque “nuestra esencia es ser seres humanos y no simplemente  seres vivos”. Aquel que entiende y le da realmente el espacio a la filosofía incursiona en el camino hacia la trascendencia.

Dejemos  que la filosofía cumpla su tarea de ser “el arte que forja seres humanos” al volver a nuestras raíces, equilibrando y fusionando al niño con el adulto que todos poseemos. Ese niño con capacidad de asombro y cuestionamiento frente a lo aparentemente normal y coherente, con esa humildad que se requiere para permitir ser permeado por nuevas preguntas y postulados que afirmen o de construyan conceptos (como se evidencia en el caso de Sofía). El resultado de esta fusión es el crecimiento integral y la humanización que tanto requiere la sociedad contemporánea actual.

“La Pule”    

 
*Tomado del libro “El mundo de Sofía” pág.4  del autor Jostein Gaarden